Todos ganadores: Paralímpicos Tokio 2021
Padre Hugo Tagle @HUGOTAGLE
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Padre Hugo Tagle
El fuego olímpico no se apaga, sólo se transforma. Hasta el 5 de septiembre compiten en los 18° juegos paralímpicos alrededor de 4.400 deportistas con diversas discapacidades. Sus historias de vida son ya una gran lección de humanidad, resiliencia, superación y fortaleza.
18 deportistas componen el equipo chileno. Todos ellos son un himno a la vida, tenacidad, ímpetu, fuerza ante la adversidad. El evento es una viva promoción de lo propio de todo noble deporte y una vitrina de ese porcentaje de la humanidad –15%, según datos oficiales– que sufre alguna limitación física o mental.
La inspiración para el lema se tomó de la antorcha símbolo de los juegos, dando un mensaje poderoso al mundo: “Comparte tu luz”. Una metáfora de la energía proyectada por estos deportistas ya con su simple participación. Porque sólo con haber logrado un cupo, son un gran triunfo y lección para el mundo. En los juegos paralímpicos todos los que compiten son ganadores.
Pero esta fiesta deportiva habla también de una cultura, en este caso la cristiano-occidental, que ha sabido integrar a los discapacitados, dándoles un espacio; validando su aporte y aprendiendo de su ejemplo.
Así y todo, sigue pendiente la tarea por su mayor integración y respeto en la vida cotidiana. El Papa Francisco dijo, en relación con la discapacidad: “Se han hecho grandes progresos en beneficio de las personas con discapacidad en el ámbito de la medicina y del bienestar, pero todavía constatamos la presencia de la cultura del descarte y muchos de ellos sienten que existen sin pertenecer y sin participar”. No se trata sólo de la protección y respeto de sus derechos, sino de valorar su aporte al mundo para hacer de éste un lugar más humano e integrado, eliminando prejuicios, recelos y trabas.
Quienes sufren una discapacidad son un recordatorio de que la salud y bienestar físico y mental son regalos, y que la fragilidad es parte de la vida humana. Ello nos lleva a ser solidarios, comprensivos, pacientes, misericordiosos y nos sensibiliza ante el dolor y limitaciones.
Todos ellos nos recuerdan que no hay obstáculo ni dificultad insuperables; que se puede revertir una limitación, transformándola en fortaleza, sacando partido de ella y dándole a través de ellas sentido a la vida.
Junto a ellos hay un grupo humano que los anima y apoya incondicionalmente. Sus familias, amigos e instituciones que han creído en ellos. Gracias por su entrega, entusiasmo, amor a la vida; por ser signos de esperanza y compartir su luz. Ya ganaron. Que Dios los bendiga.